La música peruana esta cambiando con la nueva normalidad, los músicos y las bandas optan por nuevos horizontes para no dejar morir su arte y poder sobrevivir a la ausencia de su público. ¿Cómo se maneja esta situación? ¿el virus marcará un antes y un después en la música?
La pandemia por la COVID-19 afectó a varios sectores del país, sin embargo uno de los sectores más afectados fue el del entretenimiento. Tanto los conciertos, como las tocadas o las conferencias de prensa para los lanzamientos de nuevos discos, eran situaciones que convocaban a un público masivo, y que debido a la coyuntura y los lineamientos de prevención del Gobierno, dichos eventos están suspendidos y sin fecha de retorno. El escenario de la música cambió completamente, para los músicos el show no puede continuar, al menos no presencialmente.
Para muchos músicos independientes el inicio de la cuarentena fue como un baldazo de agua fría y el incremento de contagios en el Perú hacían que las esperanzas de volver a la normalidad desaparecieran poco a poco. Por ese motivo, InfoWasi se contactó con algunos músicos para conocer más a fondo sobre cómo intentaban afrontar esta coyuntura.
Uno de ellos es Achkirik, una banda de funk peruano, el cual es un claro ejemplo de cómo la pandemia puede detener un corazón. David Labarthe, alias “Pleito”, nos comenta que el corazón de la banda eran los conciertos en vivo, dentro de estos conciertos ellos creaban canciones y hacian suyo el escenario. Lamentablemente, llega el nuevo año 2020 y junto con él una pandemia que haría que Achkirik ponga en pausa todos su planes, dejaron de sacar música y cancelaron sus eventos anuales.
Achkirik sigue en pausa como banda, pero algunos integrantes decidieron experimentar nuevos horizontes como solistas, tal es el caso de Pleito, vocalista principal de la banda. Él aprovechó todas sus experiencias de pandemia y los sentimientos que estas generaban para grabar siete nuevas canciones para su nuevo albúm.
A pesar de que sus integrantes estén siguiendo su carrera como solistas, Achkirik tiene en puertas su regreso majestuoso a los escenarios. “La banda está lista para volver, nos hemos dado cuenta que para nosotros los shows en vivo son super importantes y que eso es un poco el motor de existencia de la banda, hemos decidido aceptar eso y esperar a que vuelvan los shows”, mencionó Pleito.
Desafortunadamente, no todas las bandas musicales han tenido la oportunidad de trabajar virtualmente y sacar canciones en estos tiempos difíciles. Para la banda “Ray Callao” ha sido muy complicado adaptarse a las nuevas formas de la virtualidad, ya que no se pueden juntar como grupo a tocar para su público desde hace un año, y no han realizado conciertos virtuales como otras bandas musicales. José Colacci, percusionista del grupo, mencionó que apenas lograron terminar su último disco lanzado durante esta pandemia.
“No sabes qué pasará mañana. Hoy tienes mucha plata y al día siguiente no te contrata nadie. Ahora con la pandemia nadie está tocando y los que vivían solo del escenario la están pasando mal. Lastimosamente así es la música en el Perú, es muy informal. Si no has hecho algo paralelamente a eso, es algo muy complicado”, confesó el integrante de la banda.
A pesar de todas las complicaciones que se enfrentan durante la pandemia, también hay personas que durante este tiempo se atrevieron a dedicarse a lo que más les apasiona. Es el caso de Gianini Minaya, un rapero que solía bajar a las plazas a batallar para ganarse sus monedas rapeando. Ahora, él se dedica completamente a hacer música y está decidido a continuar por ese rumbo.
“A medida que pasó el tiempo, toda esta cuarentena me cambió un poco mi forma de pensar. Decidí trabajar, me armé mi propio estudio aquí y estoy haciendo mucha música. En el 2020 yo solo tengo un tema lanzado, pero fue el único que lancé también por lo que estaba muy inclinado con las batallas aún. Recién este 2021 ha sido el año que me despejé un poco más la mente, y es por eso que me estoy dedicando enteramente a la música”, menciona Gianini.
También, la propagación del COVID-19 consiguió que muchas bandas se alejen de lo que más les apasiona y los integrantes no puedan reunirse para decidir el futuro de cada una de estas. La banda “Conejo de Arcilla” fue un claro ejemplo. Jim Melendez, vocalista y sonidista del grupo, mencionó lo difícil que fue conllevar el distanciamiento en los integrantes.
“Nos da la pandemia y nos separamos todos, primero pensamos que sería 15 días, pasó bastante tiempo hasta que recién pudimos juntarnos a finales de año. Entonces en septiembre aproximadamente nos volvimos a juntar y empezamos a trabajar pero fue muy complicado. Avanzamos hasta donde podíamos pero en si la idea no se daba”, fueron las palabras de Jim.
Esta es una etapa muy compleja para las artes en general, pero afectó más a las artes colectivas, como a bandas, coros y orquestas. En el caso de la música coral se ha perdido el contacto humano, este tipo de música se basa principalmente en el esfuerzo colectivo, y a pesar de que se ha tratado de adaptarse a los ensayos y conciertos virtuales, no llega a ser lo mismo, los matices y la sensación de trabajar en equipo no se logra a través de una pantalla como se prioriza en estos momentos por la pandemia. Sin duda el contacto humano, es la esencia de la música coral.
Finalmente, la música nos ha acompañado en esta nueva normalidad, y ha permitido que logremos escapar de nuestras cuatro paredes para liberarnos. Y como Armando Vértiz, cantante de ópera, menciona “Tú puedes estar encerrado pero tu voz, tu voz no se va a encerrar nunca.”
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